Travesía a TAPLET

El consultante puede ser un rico empresario, una viuda desconsolada, un hijo rencoroso o una amiga triste. Siempre los que se han ido recuerdan aquellos maravillosos momentos en los que compartieron una taza de té, una conversación sincera y el cariño que ese simple acto encierra.

Más de una vez, uno que ya partió, le dice al que aún está acá, que cada vez que se beba una cerveza, un café, un té o algo parecido, estará a su lado, porque fue en esos momentos cuando la careta que llevamos de rutina, se quedó en el suelo y fueron dos personas comunicándose con el alma.

Son esas las pequeñas cosas que sí importan, no cuántas carteras de cuero de cocodrilo tienes, o qué tan moderno es tu auto o si tu cintura es perfecta. Lo que vale cuando ya no tienes un cuerpo que modelar, es los instantes en que estuviste con tus verdaderos seres queridos y lo que pasó entre ustedes en ese momento. Nada más y nada menos.

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